La huelga, 1924. Sergéi Eisenstein.

Eisenstein y el montaje ideológico: su cine no es una construcción narrativa, sino que utiliza el montaje para acercar el lenguaje a las masas. La mayoría de la población era analfabeta y el cine era un lenguaje accesible a todo el mundo y que debía/podía convencer del socialismo.

Eisenstein pretende que la imagen se convierta en un puño ideológico, que conmueva las conciencias. Por eso trabaja con multiplicidad de planos, con imágenes claras y duras, con imágenes contrapuestas que crean un choque de sentidos y conceptos para que la gente comprenda de forma completamente directa lo que se dice. Las ideas se traspasan de un plano a otro, la idea se construye en el choque entre imágenes (A + B = C)




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